domingo, 13 de diciembre de 2009

Decepcion.


Rasgando, insistente, el alma, astuta sigue, acomodada, en lo más hondo de la entrañas.
Es el amor muerto que se guarda, es aquella errada pena sacudíendome tantas mañanas-
Es este vagar a la deriva lo que inquieta y daña, ni el llorar por nada, sentir el vacío a cada pisada.
Es esta desabrida desesperanza que cada noche me acompaña, es la falta de ilusiones o quimeras que ya ni busco con el alba.
Es este cúmulo de lágrimas, es la ausencia de sonrisas en mi cara.
Es eso lo que atenaza mi aliento, mis ganas.
Es más bien esta sensación lineal, continua, enquistada, secreta y abstracta que me amarga, que no tiene cura, que me apaga como un soplo a una llama, como arena que se empapa continuamente con la mar brava.

Es esta decepción tan inmensa que el olvido no la abarca, que renace y anda a cada instante que pasa.

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